domingo, 14 de julio de 2019

Otro 10K hacia la felicidad



Atravesé corriendo el parque.
Respiraba entrecortado, absorbiendo todos los átomos de oxigeno que se interponían en mi camino.
Zancadas atropelladas, zancadas risueñas, como los versos del juglar musical de turno.
Subidas y bajadas. cuestas, pavimentos mojados, esquinas y rotondas incomprensibles.
Gente, corredores y publico.
Pancartas, 1 kilómetro, 2, 3 ... meta volante.
Risas, comentarios incoherentes y voces de animo.
Palmas, aplausos y jaleo.
Sirenas que se alejan y aullidos que te persiguen.
Sudor, gotas someras de sudor de rabia y esfuerzo.
Ante mi, el mundo, mi vida, mi pasión.
Kilómetros sumados o restados, calles rescatadas del olvido.
Bajadas vertiginosas que se deslizan entre mis zapatillas.
Olores a diversidad, a felicidad, a diversión y a esfuerzo.
Gorras, cintas, melenas al viento, coletas y orondas calvas brillando al sol.
Colores vivos, asfalto ardiente, ritmo y vaivén.
Apareciste, tras un giro insospechado,  resuelta y llena de vitalidad.
Sonrisa en ristre, alegría en la mirada , amor en el rostro.
Acababa de darlo todo por perdido y maldije encontrarme contigo en ese momento.
¿Fuerzas? Efímeras y derrotadas.
Intrépido clamor a valor, fragor que sale de la boca del vientre.
Contraes sonrisa y aprietas puños. Y aprietas dientes.
Comienzas a sentir el fluir de tus pisadas acompasado de
orgullo.
No correrás sola, me dije mientras mi bracear se acoplaba a tu baile.
De soslayo el sol vertió un golpe de luz sobre tus ojos y tu mirada me atravesó.
8 kilómetros, rezaba el ultimo patrocinador sobre nuestras cabezas.
No mas de 8 minutos para crear un vinculo, casi 2000 metros para perder un mundo.
Corrí, sonreí y bebí vida como nunca antes había vibrado.
Megafonía anunciaba la llegada de nuevos corredores.
Ímpetu desbordante, ganas de triunfar, ultimas fuerzas sobre la pista.
Tu melena rubia resplandeciente  y plagada de mágicos destellos ante mi.
Tras el arco de meta una felicidad de 8 años emprende un viaje a tus brazos.
Te frenas, te paras, te paso y le abrazas.
Me rió, no veo el crono, no me percato de mi MMP pero intuyo tu podio.
Volvemos a vencer, creo que nunca te volveré a ver pero de igual manera no me olvidare de ti.
Esta es la magia de mis carreras.
Siempre me sorprendo del mundo que discurre a mi alrededor mientras acaricio lo mas tierno de mi interior.
Por que en realidad no corro, solo vivo. y vivo corriendo.
Meta.







lunes, 11 de febrero de 2019

Vamos de Trail !!!








" Si te digo que reí.
Te cuento q estoy viviendo,
Que cruzó montañas, campos,
Experimento mis sueños

Amanece día festivo,
Zapatillas bien planchadas,
Nervios aún encogidos
Nueces, aceite y tostadas.

Las prisas, en las esquinas,
el reloj nos apelmaza,
Divertirnos por la sierra
Correr es mi mejor baza"

Nos vamos de #Trail
Maneras de disfrutar,
Maneras de vivir

Fotos de Luis Pardo

domingo, 27 de enero de 2019

Historias de molinos !!!








Al llegar a lo alto, sintieron el color del viento y el olor de la cima.

Retiraron los cascos de sus cabezas y observaron atónitos el desvencijado molino que otra hora retorció el grano de la vida de sus moradores con la fuerza de las alturas. 


Festejaron su subida y sentados en la muela de piedra depositada frente al gigante, encendieron con parsimonia y alegría un cigarro de humo azul hiriente y relajante. 


La piel marcada del molino por el paso del tiempo refulgía luz y paz y sonreía con sus alargados brazos las ocurrencias de los motoristas. Un golpe fuerte de aire hizo crujir sus mástiles y de la encogida, el porro se trastabilló y cayó sobre un charco inoportuno que aún sobrevivía a las lluvias pasadas.

 Tras una enorme risotada, ambos se levantaron y subieron a sus cabalgaduras partiendo a toda celeridad pues la noche caía. 
En ese momento las enormes aspas que antaño dieran harina para el pan de la población que se hallaba a sus pies, giraron lentamente a modo de despedida recordando que los sueños son tan reales como las risas sonoras de los inocentes. 



viernes, 11 de enero de 2019

Sabor tierra de Trail






La veía abrazar mis zancadas, pero nunca repare en ella. 

Le daba una tonalidad rojiza a mi sudor, a mi esfuerzo y a las risas que nos acompasaban, pero no me detuve nunca en localizar su procedencia hasta aquel día, aquel día en que la acaricie. 

Me trastabille, mis piernas cansadas no pudieron alzar mis pasos y caí. 

Mi camiseta amarilla se impregnó de su olor, su solidez, su color.

Aquella mancha roja color sangre se agrego a su tela con tal fuerza que fue imposible eliminarla. 

Cómo muesca en mi fusil, cada vez que corría por aquella sierra en verano me ponía aquella camiseta amarilla con la mancha colorada a la altura del corazón. 

Un mañana de domingo mientras hacíamos trail, uno de los más veteranos y aventajados compañeros se percató de la marca a la altura del pecho y comento: - Sangre de toro en tu camiseta, has probado su sabor, ya eres parte de la sierra
Entre risas continuamos corriendo, saltando, sufriendo y generando nuestra libertad sobre el intenso color rojo de la tierra de los volcanes de Calatrava.

Ese fue el inicio de una larga y duradera amistad.

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