Cuando la vida fluye,
cuando el tiempo es generoso y te permite respirarlo
bocanada a bocanada,
sintiendo el subir y bajar de tus pulmones.
Cuando los momentos se convierten en instantes
y las horas en punzadas en el tiempo.
Cuando la verdad es absorbida por lo deseado
y las ramas ya no mecen al pasado
Cuando te deslizas en la cama,
con la sonrisa insinuante y burlona,
la satisfacción del deber cumplido,
el cansancio del guerrero.
Cuando lames tus heridas, con la mirada perdida,
y sientes que tu sangre bombea paz.
Cuando un extraño suspiro de alivio invade la instancia
y reconoces su oscuro silencio.
Cuando vives y tienes percepción de ello,
es algo tremenda mente hermoso.
Tomar conciencia de que has sido participe,
de algo tan especial, tu propia existencia.
Y tu, protagonista indiscutible de todo,
has sido capaz de verter tus ilusiones
en la gente que tenias a tu alrededor
sin pensar en lo quebradizas de tus manos,
en lo efímero del agradecimiento,
Como tiras de piel, te vas deshojando a cada instante,
dando todo lo que tienes,
dando todo lo que eres,
para vencer a la osadía del tiempo.
Nadie recapacitara en tu ausencia,
ni recordaran tus presencias,
estuviste o faltaste, sin requerirselo a nadie,
simplemente fue, porque debías de hacerlo.
Entonces, la melodiosa música de la libertad
resonara odiosa sobre las tumbas vecinas
para nombrarles el eco de tu nombre
y recordarles la voz de tu mirada.
Y tu, gozoso de tu proeza, revivirás cada instante
como si la vida que atravesases nunca hubiera existido.
como si el tic-tac del tiempo
nunca se hubiese interrumpido.
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