Cerro la puerta tras de si, se apoyo en ella nada mas pasar y resoplo. Incorporándose, se dispuso a quitarse la bufanda, mientras con cierta dejadez iba permitiendo deslizarse el abrigo por los brazos. Con un movimiento conciso y estudiado, agarro el chaquetón por la solapa y lo arrastro hasta el perchero del final del pasillo.
Se sentó en el sillón orejero que tiempo atrás le había dejado en herencia en vida, su amigo Luis, ubicandolo en el mejor sitio de la casa, tanto como reconocimiento a la amistad desmedida que le profesaba, como a la relación de amor-odio que le unía a ese mueble, totalmente fuera de si en la decoración minimalista que tenia en su apartamento, pero enamorado hasta la saciedad de su comodidad y envolvente manera de abrazarlo cuando se dejaba caer en el a leer las largas y frías tardes invernales.
Siempre hay fotos que te dirigen hacia un sitio recordando un paso en el tiempo o te atrapan por su expresión y lo que con ella te quieren trasladar, pero hay otras que gustan sin mas, sin poder darles ninguna explicación, solo te atraen y punto y esta fue así.
Lo bueno, que se recreo en ella durante un tiempo sin medida, lo malo, que instantes después, incomprensiblemente la borro, egoistamente y sin razón aparente, solo su interior revelaría en el futuro, que habia atrapado en aquella diapositiva o a quien, y porque, nunca le dio la oportunidad a nadie de gozar con aquella imagen, dandole el sentido practico de su sensible afición y la concesión de la perpetuidad a aquella fascinante imagen....
Pero tu, que lees con recelo estas lineas, sabes desde tu hondo y pragmatico razonamiento, de que fotografía se trata, y comprendes, e incluso apruebas, el porque de su determinación, pues tu sabes perfectamente que también lo habrías hecho, exactamente igual. Pues esa es y siempre será, tu fotografía.
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