domingo, 11 de marzo de 2012

Lanzamiento perfecto




  



          La goma de la coleta aún flojeaba. Le dio una vuelta más y noto la tension del cabello por fin bien recogido.

          Mientras se ajustaba las solapas del chaleco y colocaba meticulosamente la pajarita granate, salio en fila de a uno como todas las noches, a la sala de juegos.

         La luces de las maquinas tragaperras, los neones sobre las distintas estancias de juego, la moqueta de amplios estampados, la barra del bar acolchada en sus extremos y ruido, mucho ruido.

         El bullicio era insoportable, pero su profesionalidad le permitía abstraerse y concentrarse plenamente en su mesa durante los 40 minutos de cada turno. Golpeo con precisión por la espalda, el hombro del compañero situado en la mesa 5B, dieron una palmada al aire para mostrar que sus manos salian y entraban vacias a la mesa y con un buenas noches saludaban y se despedian a la par.

          - Hagan juego señores - Su voz retumbaba fuerte sobre el paño verdoso de la ruleta americana, donde ejercia de crupier desde hacia 1 año. Las fichas volaban de un lado a otro. Miriadas de manos barrian la mesa sin cesar. Risas, alboroto, jugadas fijas, cambio, aquel caballo mal colocado - Disculpe señor, esa apuesta no es valida - La mirada altiva del jugador profesional, la pareja de novios sonriéndose constantemente mientras sus besos ansiosos resbalaban sobre sus vidas.




         Sus ojos incesantemente volaban de un sitio a otro, caras, manos, fichas, cuadros, números, el jefe de mesa observando movimientos. La diversión estaba asegurada con el corazón palpitando a mas de 120 pulsaciones por minutos. 

         Era su tercer turno de aquella noche, y no llevaría mas de 10 minutos cuando mientras repasaba las constantes de la mesa, reparo en la esquina superior izquierda de la tabla. Callada, impasible, el cabello laceo y brillante cubriendo ambos lados de su rostro. Unos preciosos labios carnosos, serios y mordisqueados, no cesaban de palpitar nerviosos.

          Atado de pies y manos, sabia perfectamente que no podía dirigirse directamente a ningún cliente, a ningún jugador, para intentar darle conversación y espero unos segundos a que alzase la mirada. Mientras, controlaba minuciosamente los movimientos del tapete, colocaba la jugada de cero y vecinos solicitado por el jugador de fichas verdes. Corregía la seicena del 7-12, en lugar del primer tercio, alejaba con la mano una ficha de color de la mesa de al lado, mientras con una gran sonrisa comentaba a la chica rubia del amplio escote, que esa ficha correspondía a la mesa 5A. 

        - No va más, señores, no va más - En ese momento, sacaba inesperadamente una ficha de no sabia quien, del cuadro de juego y la lanzaba sin mirar a las manos de la chica misteriosa. Con precisión de francotirador, los 3 euros en valor, golpearon con suavidad la copa del Martini, que sujetaba ensimismada y en ese preciso instante levanto la cabeza saliendo de su letargo y sus miradas se cruzaron.

         El fulgor vidrioso de sus ojos auguraban malos tiempos, denotaban que la vida le estaba jugando una mala pasada, su soledad delataba un momento aciago y sin pensarlo dos veces actuó. El giro de su mano derecha aumento en exceso el chasquido del dedo corazón, imprimiéndole una velocidad a la bola que hizo que se elevara por encima del cilindro saliendo disparada de la mesa. -¡Crash!- Sonó el delicado vaso de la señora del collar de perlas, mientras el liquido transparente que contenía, se derramaba sobre el vestido de 3000 euros, dejando un precioso cerco oscuro sobre el verde esmeralda del carísimo tejido.

          En ese preciso instante, la misteriosa chica de la esquina sonrió, su mirada reflejo gratitud por el pequeño instante de paz que le había proporcionado su intencionada torpeza, mientras él, saltándose todas las normas a la torera, le atraía firmemente la mirada y con una enigmática sonrisa le decía - Señorita, me ha devuelto la vida con su expresión - Ella, lo miro atentamente durante unos segundos, se fijo en la espontaneidad, de sus palabras, en la sinceridad de su expresión y como con un resorte, se levanto, se acerco al jefe de mesa con ademan transcendental y alargándole una tarjeta de visita y sin apartar la mirada del crupier de la coleta, le cuchicheaba algo al oído con mirada de triunfo.

          De aquello hace hoy 10 años, y desde entonces cuando se hace la coleta para irse a trabajar, las delicadas manos de la enigmática chica de la esquina de la mesa, le dan la ultima vuelta a la goma, mientras con un dulce susurro le comenta: - Esta noche no tires la bola fuera de la mesa por nadie - Él, la besa con suavidad en los labios y le musita: - Ningún sueño se puede convertir en realidad dos veces con el mismo truco. Te quiero, buenas noches -

6 comentarios:

  1. Como no te has apuntado al taller de literatura creativa q ha organizado la libreria "La Pecera"...hubieses sido el Rey!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, pero aun así, tengo mis reparos y nos es falsa modestia, pero estan muy lejos de ser relatos de calidad. Pero son míos y punto, no pido más y con todas sus imperfecciones los cuelgo por que disfruto con ello. Gracias nuevamente!!!

      Eliminar
  2. Me ha parecido un relato estupendo, muy bien estructurado y sin grietas que suelen pasar porque siempre parecen demasiado largos o muy cortos.
    Estupendo el final.
    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tanto negativas, como positivas, apreciaciones de tu parte siempre son esperadas. Gracias por tu comentario!!!

      Eliminar
  3. Precioso relato, me ha encantado. 1beso!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si es cierto, con eso ya soy feliz. Gracias!!! ( Mi ego como seudo-escritor es muy chiquitín :) )

      Eliminar