sábado, 21 de abril de 2012

La huida

       

          " En el preciso instante en que la angustia se volvía a apoderar de el, comenzó a correr, pero en esta ocasión era consciente de la sincronía y gran velocidad que iba imprimiendo a sus piernas, mientras en vagos instantes se percataba de la cadencia incesante de sus vaqueros frente a su mirada.
          La sudoración iba en aumento, al igual que la sensación de estar a punto de ser atrapado.
          Fue en ese maldito segundo en el que comenzó a notar como sus extremidades inferiores comenzaban a acartonarse y pese a que aumentaba desmesuradamente la potencia en sus músculos flexores, se veía totalmente inútil frente a la tarea de continuar con su incesante carrera.
         La debilidad le fue introduciendo en una espiral de desolación y derrotismo que le hizo disminuir su espíritu de lucha, asumiendo su incapacidad de continuar huyendo.
         Ante tal premisa, comenzó a buscar desesperadamente una salida a tal situación, como si de un relámpago se tratase, hallo a su izquierda, no mucho mas allá de 500 metros una pequeña oquedad en una pared que le auguraba un aliento de esperanza.
         Sin dudarlo, acumulo las pocas fuerzas que le quedaban y reuniéndolas en un ultimo intento para salvar su vida por aquel enigmático agujero en el muro corrió con mas celeridad.
         Incesantemente, giraba la cabeza hacia atrás intentando dilucidar que era aquello que le perseguía incansablemente, pero tal era el pavor que se estaba apoderando de él en ese preciso momento, que le era imposible reconocer a ningún perseguidor cercano.
         A no mas de 2 metros de su puerta salvadora y mientras estaba confiriendo un enorme y ultimo salto para esquivar a su destino, caía en la cuenta de que al otro lado del inescrutable agujero, no se veía absolutamente nada.
         Salto, y mientras notaba como su cuerpo se iba introduciendo en aquella extraña dimensión, se percataba de que el suelo había desaparecido totalmente y que su cuerpo inerte caía en un inmenso vació en el cual no distinguía el final.
         Recordó por un instante algo que había oído en alguna ocasión y sin pensarlo dos veces abrió desmesuradamente los brazos, intento hacer una V inversa con ellos y orientando la cabeza con inusitada precisión, comenzó a planear por el espacio, mientras caía irremediablemente por la negrura del universo circundante.
         Durante unos escasos segundos noto en su cuerpo como se le erizaban todos los poros de su piel de una gratificante sensación de libertad, pero duro poco aquella agradable sensación, pues inmediatamente perdía toda orientación espacial y comenzaba a entrar en un frenético giro en barrena que le impedía reconocer el mundo que giraba sin parar a su alrededor.
         Las palpitaciones de su corazón se desbocaron cuando comenzó a ver el fondo como se iba acercando peligroso y amenazador,  para finalizar estrellándose en el, irremediablemente.
        Su vida comenzó a discurrir frente a su vista, atropellada pero nitidamente, a la vez que se disparaba un estado de pánico que le obligaba a ponerse los brazos frente a la cara y cerraba los ojos en un ultimo intento de evitar un golpe fatal y mortal de necesidad, entonces..."
       
          La almohada estaba totalmente empapada cuando como con un resorte automático, se incorporaba en la cama, mirando horrorizado y desconcertado a todos sitios intentando adivinar donde se encontraba. Ningún recuerdo, ninguna reminiscencia iimediata. La memoria, selectiva, acababa de borrar de un plumazo la ostentosa pesadilla que acababa de sufrir.
          Giro la mirada aterrorizado ante la posibilidad de hallarse solo pero la vio allí, dormida plácidamente con una bella sonrisa dibujada en sus labios. Acaricio con delicadeza su brillante y arremolinado cabello, arropo sus hombros con ternura y mientras se apretaba tibiamente junto a su cuerpo intento olvidar que resultado tendría a la mañana siguiente su exorbitante contienda frente al banco para evitar el desahucio que le apremiaba en 2ª instancia.
          Sonrió con amargura y se deslizo en otro desconcertante sueño....

sábado, 14 de abril de 2012

¡Cuanto me cuesta ahora!

         

           Hubo un momento de mi vida donde los sentimientos fluían de la mano de mis pensamientos y entrelazados en palabras, se extendían al otro lado de mi existencia, desplazándose y plasmándose sobre unas inteligibles lineas, mientras sin consideración aporreaba arbitrariamente las teclas del ordenador.

          Algunas de las veces los efectos anestésicos del alcohol, que en ningún momentos llegaban a embriagarme, reparaban en las ultimas frases rebuscadas para poder escribir lo que en realidad no quería expresar, pero me atrevía a decir

        Otros de los momentos, era el reparador cansancio en mi búsqueda de empleo, el que, tras activar todos mis instintos de supervivencia, mientras aun permanecían en alerta mis sentidos, se apoderaban de mi hastió, y como poseído, que no poseso, exaltaba mis elucubraciones sobre las soporíferas paginas de mi blog.

          El tiempo paso, y me fui acostumbrando a reflejar mi estado anímico en alguna de las historias que descuidadamente acudían a mi mente, mientras tenia la fortuna de encontrar una melodía que acompañase y dictase los impulsos de mi corazón.

          Pero desde que encontré aquello que tanto anhelaba, desde que por fin estoy trabajando, he notado que intentar insertar alguna historia, algún relato, cualquier pequeño tema en el blog me cuesta horrores.

          Deduzco, que como el poeta desenamorado, me resulta mas fácil escribir desde el corazón compungido por cualquier adversidad que desde la tranquilidad reinante, cuando una aparente paz se apodera de mi vida,  y solo en ese instante, me entretengo en vivir, sin prestar atención a la cara oculta de mi yo, sin recalar en las improvisaciones de mi devenir en este mundo.

         Ante la disyuntiva de elegir, quisiera reírme al levantar el alba, y con tesón, sacrificio y mucho, mucho pundonor, conseguir alcanzar un plato de aliento caliente a mi familia, entregar orgulloso mi sufrimiento empapado en sudor a mi mujer y mis chiquillos y por la noche, cuando la amargura de la lucha me asaltase antes del ocaso del día, me permitiese poder acariciar mi oculta, dormida y recóndita sensibilidad y acercarme cadencioso a este rincón de mi mas intima identidad y poder trascribir mis experiencias con total armonía y agradable fluidez de otros tiempos.

         Pero al fin y al cabo, que más da, ya vendrán vientos más favorables que remuevan los olores de mi inquietud y me acompañen en esta singular afición y agradable tarea.
       
        Esta noche volví ... mañana, los dioses dirán.

       

miércoles, 4 de abril de 2012

La decisión y el comienzo.




          

          Amaneció sentado en las escaleras del porche. La botella vacía de whisky, permanecía silente a su lado.

          El sol comenzó a subir intentando internarse en su ser,  introduciéndose impasible en el centro de su vida, estableciendo la amarga linea de la realidad sobre el cenit de su existencia. 

          Los rayos ascendentes se incrustaban serenos en el ente de la esencia misma de su identidad. Sus ojos llorosos sonrieron ante el nuevo amanecer, se sentía triunfante ante tal despliegue de realidad. 

          Las manos temblorosas se debatían constantemente entre escudriñar nuevamente en sus entrañas o desplazarse insinuantes entre las tiernas hojas de su ultima novela.

          Unas gotas de lluvia hicieron acto de presencia en el mismo instante en que el ultimo relámpago caía inerte sobre el horizonte cercano, inundando de luz, de miedo y de estupor, los ladridos de su inseparable perro pastor.

          Amaino la tormenta, se dispuso a salir, cuando sonó el teléfono. Al acercarse, le inundo de alegría el olor a ella. Su bufanda permanecía caída al lado de la mesa del salón. Descolgó el auricular, hizo oído y escucho su voz.

          Intento interpretar el sonido distante de la vida al otro lado del destino. Quiso avivar la conversación para poder dilucidar el porque de la insistencia en la llamada. El suelo volvió a retumbar. El mundo se iluminaba frenéticamente una vez mas. El sudor resbalo por sus cejas pobladas hacia ambos lados de su rostro. Una leve sonrisa se enjugaba en su boca. Un breve ensayo de paz le dibujaba un semblante relajado, un instante de tranquilidad sobre el rumbo de la historia reciente, un punto y aparte acompañando el principio y el final de sus últimos derroteros.

          Tardaba tanto tiempo en entenderlo que se volvió a apoyar en la baranda de madera de la entrada,  mientras se disponía a liarse un cigarrillo acompañado de unas hebras de marihuana. Su efecto tranquilizante, su momento reparador, le daría el empujón definitivo para tomar la drástica decisión de hacer las maletas y empezar una nueva vida, de coger un camino inedito y entablar un insolito juego con su propias reglas, con un único fin, volver a encontrarse, comenzar a vivir su juventud.

          Al girarse bruscamente golpeo sin cuidado el pequeño walkman que le acompañaba constantemente, los diminutos auriculares se soltaron de su entrada y una suave y melancólica sintonía  inundo el silencio de la mañana mientras el maullar de un gato acompañaba el inicio de la triste canción...



... recogió el aparato del suelo y se marcho, dejando unos trozos de su vida incrustados en los acibarados  pliegues de las sabanas de aquella cama compartida.