domingo, 18 de marzo de 2012

Mi profesora de mecanografía, quien lo diría.

     

          Aún parece que la estoy viendo, alta, espigada, seria y rígida. No recuerdo su sonrisa, ni una palabra de cariño o aprobación sincera. Mirando por encima de sus gafas, la chaqueta sobre los hombros y algo parecido a el sonido de una radio que pretendía romper el ensordecedor tecleo de las mas de 40 máquinas de escribir que resonaban constantemente, mientras los deditos de los innumerables chiquillos intentábamos aprender los misterios de la mecanografía. 




          Si me viese ahora, mas de 30 años después escribir con tan solo dos dedos, se echaría las manos a la cabeza estupefacta, pero si se detuviese durante un segundo a comprobar que lo hacia sobré el infernal y diminuto teclado de mi -black berry-, gritaría a voces mi nombre mientras me increpaba educada pero enérgicamente por mi reprobable comportamiento docente. Como explicarle que sus esfuerzos habían dado sus frutos, solo que unas extrañas tecnologías venidas del futuro aniquilarían en cuestión de varios años, con todo un mundo de teclas ruidosas  y plagadas de cintas de tinta negra y roja, con suerte, de campanas avisando el final del folio, un carro sonoro subiendo los renglones del mundo que plasmabas golpe a golpe con furia y con placer sobre un papel duro  y grueso para poder aguantar el furor desmedido de las embestidas de las palabras.

          Estoy prácticamente a oscuras, en una sala de espera de un hospital cualquiera, intentando poner en orden las ideas, poner al día los sentimientos, colocar con dedicación mis prioridades. Los dedos gordos de ambas manos, aporrean el teléfono por todos lados, intentando dejar una señal de mis divagaciones, una huella de mis  reflexiones. En estos instantes sé, que me va a llevar mas tiempo arreglar lo que escribo, que escribir lo que pienso, pero es lo que tiene esto del blog, que el tema menos pensado te abre la puerta del momento y una de las persona mas indiferentes en tu vida sentimentalmente, se hace participe de un pequeño hueco en mi rincón personal, en el instante menos esperado y a las horas mas intempestivas. El sueño me vence, el fulgor de la pantalla en la negrura de la habitación me hace daño, la cabeza me empieza a doler, es el tiempo de cerrar, es el tiempo de dormir aunque no de descansar.

          

2 comentarios:

  1. Yo también soy de esas que al final escriben con dos dedos....
    Por cierto soy Pérfida
    Un saludo coleguita

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    Respuestas
    1. Soy nuevo con el uso de la B.B y me llamo la atención que pueda el ansia de escribir a la comodidad de hacerlo frente a un teclado. Pero me acostumbro rapido. A la fuerza ahorcan... :)
      Encantado de conocerte Pérfida.

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