sábado, 17 de diciembre de 2011

Correr a todas horas ( parte II )



Dale al Play y disfruta de Michael Bublé  mientras lees.

       
        Cuando paseando, te das cuenta de que sin querer un leve silbido se escapa por la comisura de tus labios. Cuando la cruzar de calle no te has fijado en aquella rubia despampanante, y ni siquiera te has percatado de que una leve sonrisa se ha esbozado en su cara, al verte pasar.  Algo raro te esta ocurriendo.
         
         Los pasos acompasados, rítmicos y divertidos, el vuelo del abrigo combinando un curioso vaivén, la gorra a medio calar, totalmente descuidada, la bufanda volando tras tus pasos, y es que te sientes estupendamente....
         
       
         Hoy hacia frió cuando te despertaste, e implacablemente el aire gélido de la mañana se introdujo a través de tus gastadas mallas de invierno, cuando con la luna aun por testigo te dispusiste a correr libremente por las calles de un todavía pueblo dormido.
       
        La mente abotargada, comienza a deshilarse, las ideas aparecen incrustadas en gotas de sudor. El aliento cortante, la respiración cadenciosa y la alegre melodía de tu MP3, aumentando tu ritmo cardíaco. La gorra esta empapada, el calor lo retienes, el cuerpo se aclimata y una gran sacudida de placer de repente recorre tu espina dorsal. El orgasmo de satisfacción esta vez es antes de los 7 kilómetros. Cada vez te ves mejor y ahora sacudes las piernas como si de verdad supieses correr, pero sabes que a ti eso te da lo mismo, tu película es otra, la de tu satisfacción, la de tu entrega personal contigo mismo, tus ansias de superarte en donde nunca ganaras a nadie, pero donde lo tendrás todo. tu amor propio, tu creer en ti mismo y tu manera de entender la vida con una sonrisa en los labios y ganas de ver tu mundo dichoso de estar a tu lado.
       
       Las luces se intentaban apagar cuando un tímido sol llamaba a la puerta de tu casa mientras totalmente sudado realizabas tus últimos estiramientos.
       
        La ducha relajo la tensión de tus músculos e infinidad de hormonas de la felicidad se instalaron en tu organismo para acompañarte durante toda la jornada.
       
       Y tu seguirás un día tras otro, gritándolo a los cuatro vientos, inventando lo que todo el mundo conoce y comentando conversación tras conversación lo bien que te hace salir a correr.
       
       Al final te llamaran loco, pesado e incluso cansino monotematico, pero no me hartare de contarles a todos, de contaros a vosotros, que después de correr soy, lo que se dice ser .... FELIZ!!!!!
       
       
                                     Yo lo probé y me gusto, inténtalo, y luego me cuentas....



                                                 
                                 "Dulce amanecer de camino a Valdepeñas"...mientras conducia!!!
   

No hay comentarios:

Publicar un comentario