jueves, 17 de noviembre de 2011

INCURSIÓN






Cuando la vida fluye,
cuando el tiempo es generoso y te permite respirarlo 
bocanada a bocanada, 
sintiendo el subir y bajar de tus pulmones. 

Cuando los momentos se convierten en instantes 
y las horas en punzadas en el tiempo. 
Cuando la verdad es absorbida por lo deseado
y las ramas ya no mecen al pasado

Cuando te deslizas en la cama, 
con la sonrisa insinuante y burlona, 
la satisfacción del deber cumplido, 
el cansancio del guerrero. 

Cuando lames tus heridas, con la mirada perdida, 
y sientes que tu sangre bombea paz. 
Cuando un extraño suspiro de alivio invade la instancia
y reconoces su oscuro silencio.

Cuando vives y tienes percepción de ello, 
es algo tremenda mente  hermoso. 
Tomar conciencia de que has sido participe, 
de algo tan especial, tu propia existencia.

Y tu, protagonista indiscutible de todo, 
has sido capaz de verter tus ilusiones 
en la gente que tenias a tu alrededor 
sin pensar en lo quebradizas de tus manos, 
en lo efímero del agradecimiento, 

Como tiras de piel, te vas deshojando a cada instante, 
dando todo lo que tienes,
dando todo lo que eres, 
para vencer a la osadía del tiempo.

Nadie recapacitara en tu ausencia, 
ni recordaran tus presencias, 
estuviste o faltaste, sin requerirselo a nadie, 
simplemente fue, porque debías de hacerlo. 

Entonces, la melodiosa música de la libertad 
resonara odiosa sobre las tumbas vecinas 
para nombrarles el eco de tu nombre 
y recordarles la voz de tu mirada.


Y tu, gozoso de tu proeza, revivirás cada instante
como si la vida que atravesases nunca hubiera existido.
como si el tic-tac del tiempo
nunca se hubiese interrumpido.

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