lunes, 27 de junio de 2011

- Mi anhelado momento de paz -

          El silencio se apodero de la estancia en el mismo momento que el aire acondicionado se extinguía junto al ruidoso adiós de mis hijos que junto a mi mujer, me abandonaban rumbo a la refrescante piscina.
         El rítmico tic-tac de las aspas del ventilador de techo semejando aquellos cafés de los 60, me indicaba que la vida seguía sucediendose mientras una especie de mínimo fogonazo intermitente sobre las paredes desplazaba el reflejo del dorado de sus terminaciones.
         El motor del ventilador de mi antiguo ordenador zumbaba sin parar pese a que mi constante pulcritud me permitiese mantener sus rejillas de ventilación sin una mala mota de polvo, pero los 40 grados a la sombra del día de hoy había calado insufriblemente hasta el mas recóndito rincón de mi hogar.
          El suave tecleteo del ordenador y mi liviano siseo, mientras repetía las palabras que iba escribiendo, conformaban la banda sonora de mi momento de paz y sosiego.
         Instante que cada uno de nosotros deberíamos tener bajo prescripción facultativa.
         Pues, para defender nuestro propio mundo, debemos de pararnos a conocerlo detenidamente todos los días, y ya consigas encontrar algo sorprendente o simplemente lograr repasar los estantes de la memoria del día acontecido, poder así tener ese punto de vista sobre la lejanía, desde la cámara superior que rueda nuestras vidas, con cuyas imágenes y situaciones reconocibles,  poder evaluar, que hoy  ¡ Hemos vuelto a vivir !   y congratularnos de lo afortunado que somos, aprovechando la ocasión para depurar responsabilidades y hacer acopio de todas las situaciones dichosas que hemos generado y como no, recibido.
         Veras como siempre consigues sacar un buen saco de agradables instantáneas y cariñosas realidades que te reconforte contigo mismo.

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